viernes, 12 de junio de 2009

He vuelto

Lamento que siempre me ocurra lo mismo, sé que debería ser más consecuente con mi hábito de escribir, pero este semestre que pasó fue demasiado cáotico y extenuante, aún ahora siento los efectos que el estrés puede tener en mí.

Por ahora, haré una pausa en el tema del cine, que había empezado a escribir hace ya varias semanas, para hablar de lo que actualmente estoy viviendo: estoy en Lima, de vacaciones, después de pasar cuatro meses y medio en Champaign. Claro, si uno piensa en el tiempo que se pasan otras personas fuera de su país, cuatro meses y medio son nada, pero para mí son un larguísimo lapso. Siempre siento ansias muy grandes de volver, sobre todo cuando ya tengo un pasaje comprado y sé cuántos días me faltan para regresar. Sin embargo, algo extraño me ha pasado últimamente.

Por alguna razón que todavía no logro -o no quiero- descifrar, mi regreso esta semana no ha sido tan esperado como los anteriores. Me preparé para volver, armé maletas, subí a aviones que me producen pavor, abracé a mis padres y comí comida rica, pero siento que todo eso no me produce tanta emoción como antes. ¿Qué me pasa? ¿Es que ya no quiero volver? Creo que no es eso, es más bien que ya me acostumbré a mi vida americana, bastante aburrida y simple. Esto no significa que no quiera estar en el Perú, siempre añoro comer un buen ceviche o pasear por la calle disfrutando la idiosincracia de la gente, pero ahora también he sentido que hay cosas que no me gustan, que me hastían un poco a pesar de solo tener tres días aquí. Tal vez eso haga referencia a retomar la rutina, el estilo de vida que tenía antes de irme a Estados Unidos, y eso es lo que no me gusta.

Estoy un poco preocupada. No quiero pensar que, dentro de unos años, no sienta la misma alegría al venir, quisiera sentir que todavía pertenezco a este lugar y que me acomodo a él de manera instantánea. Espero que este proceso se dé dentro de los próximos días... para no seguirme sintiendo tan extraña.