martes, 10 de febrero de 2009

Terminemos el viaje

Empiezo este post escribiendo una disculpa por dejar abandonado al blog por tanto tiempo. No puedo mentir y decir que he estado muy ocupada, eso es parcialmente cierto, pero también lo es que estuve de vacaciones, de paseo en Lima y que en estas semanas de vuelta en Champaign me he dedicado a reacomodarme a la rutina.


Con ese primer párrafo de enorme honestidad concluido, puedo continuar con el tema que inicié hace algún tiempo. Mi narración todavía se encuentra viajando en bus, así que debo completarla para que pueda llegar sana y salva a su destino. ¿Como hacer para bajar? Suena obvio, pero no lo es, sobre todo para quien está acostumbrado a gritar desde el fondo de la combi “Esquina bajan!” y esperar que el cobrador se lo comunique al chofer (aunque siempre he pensado que es un gasto de saliva porque el chofer también debe haber escuchado nuestro grito). Como se habrán dado cuenta en los relatos previos, los buses de Champaign-Urbana no tienen cobradores y, al parecer, al chofer no se le puede molestar diciéndole a cada rato que un pasajero se quiere bajar. En realidad, sí se le dice, pero no verbalmente.


Los buses de CUMTD (Champaign-Urbana Mass Transit District) vienen equipados con unas cuerditas amarillas a lo largo de las ventanas que sirven de aviso para poderse bajar. Todo el que se quiere bajar solamente tiene que jalar la fracción de cuerdita más cercana y tin, la campanita suena y la luz del letrero Stop Requested se enciende en la parte de adelante del bus. Eso significa que el bus parará en el siguiente paradero designado. Hasta aquí todo bien, nada que un par de minutos de observación no permita aprender. Cuando ya estás arriba, es solo cuestión de ver lo que hacen los demás. Es más, ahora que lo recuerdo, en Lima aún hay micros grandotes que tienen este sistema (sin contar la lucecita), como los que iban por la Vía Expresa; claro que a veces al chofer le vale poco que uno se pase apachurrando el bendito timbre y nos lleva diez cuadras más lejos.



El problema, al menos para mí, apareció cuando se debe atravesar la puerta para salir del bus. La puerta de adelante, por la que uno siempre sube, se abre automáticamente cuando el bus frena, así que mi costumbre inicial era bajar por ahí. Sin embargo, mi opción de caminar todo el bus para bajar por allí se veía un poco ridícula si se toma en cuenta que también hay una puerta a la mitad del bus. Pero, claro, esta no se abre automáticamente. Ya he perdido la cuenta de las veces en que he visto a un primerizo habitante de esta ciudad quedarse parado observando la puerta y preguntarse por qué miércoles no se abre; incluso, algunos le dicen al chofer que la abra.


La gracia está en ver que en la parte superior de la puerta hay una luz verde que se enciende cuando el bus se ha detenido completamente, y esta es señal de que uno puede abrir la puerta. Y aquí se requiere de la colaboración del pasajero. Cada persona que se baja debe tocar las barras que están en las puertas para que estas, al contacto, se abran de par en par. Este es un pequeño detalle que no todos observan desde la primera vez que usan uno de los buses, y me incluyo. Tardé algunos cuantos viajes para entender la mecánica del asunto y, por tanto, de bajar por la puerta de atrás de la forma más canchera.


Después de tanto suplicio, por fin nos podemos bajar y respirar el aire libre. Créanme, los primeros viajes en bus fueron enormes momentos de tensión, que luego fueron disipados por la experiencia.


[Nota extra 1: agradezco a un lector anónimo que eligió a quien escribe Blogger del año y también a Juan Carlos Segura que, pese a haber pirateado parte del título de mi blog, me ha mencionado en su último post.]

[Nota extra 2: encontré este video en YouTube, me dio mucha risa.]


4 comentarios:

Unknown dijo...

Te cuento que la primera vez que usé uno de los autobuses de Champaign, específicamente la "13 Southbound", también pensé que la puerta posterior se abriría automáticamente :). Jalé el cable amarillo, se detuvo el bus, y me paré ahí, esperando que se abriera la puerta, que nunca se abrió. Al mismo tiempo subía otra persona por delante, y el bus continuó, felizmente hasta la próxima cuadra, donde alguien mas bajaba. Y fue en ese momento que aprendí como era el asunto.
Otro tema fue de los horarios. Pero una vez aprendidos todos los trucos, ese servicio es muy bueno. Presentando tu carnet de estudiante, no pagas nada. Aunque realmente uno paga por adelantado al matricularse:), casi nada es gratis en esta vida. Y la facilidad de saber por internet, cuantos minutos faltan para que pase tal o cual bus, en el paradero que uno escoja, te permite organizar muy bien tu viaje, y no esperar demasiado.
Bueno, debo decir que es primera vez que leo tu blog. Y se nota que está muy bien escrito, y muy interesante! Felicitaciones!! Y fácil nos vemos en el bus por Champaign :)... Saludos..

Pablo.

Clau dijo...

Bueno, creo que es la primera vez que alguien que vive aquí lee lo que escribo... qué verguenza! Aunque veo que te han pasado cosas muy parecidas a las que me han pasado cuando recién llegué.
Gracias por escribir, Pablo. Nos vemos pronto!

Anónimo dijo...

Claudia:

Dos palabras: Te envidio. ¿Cómo un servicio de buses puede ser tan preciso, ordenado y respetuoso de las normas? En tu ciudad la gente se debe atener a las reglas de la compañía de buses, no es como acá que uno cree que anda en la jungla. ¡Hay cada salvaje! Me acuerdo que una vez me empujaron cuando intentaba subir a un bus. Me empujaron hacia la calle.

Otras veces, esto es de Ripley, el carro pasaba de largo frente a tí. La carcoha no tenía muchos pasajeros y no estaba en hora punta. Yo me encontraba en un paradero.

También me pasa que el carro sigue su ruta y como ven que soy el último pasajero me dan mi plata y me dejan en medio de la ruta. ¿Cómo es eso posible?

Y para rematar, cuando preguntas si el dinosaurio mecánico va a una calle determinada, el cobrador no dice ni sí ni no. ¿Qué se debe entender? Cuando llegué a Lima no entendía que rayos significaba ese silencio. Amigos extranjeros, cuando en Lima alguien no responde significa sí. Cuando se atreven a usar su aparato fonador es solo para decir que no. En otras palabras, 'súbete y no molestes con tus preguntas'.

Pechucre, sigue con tus noticias viales que están bien bacanes.

Un abrazo,

Clau dijo...

Hola Neto,
gracias por tu comentario y por la envidia.

Tienes toda la razón sobre las cosas que cuentas, muchas veces me ha pasado eso de que el micro pasa frente a ti como si estuviera fuera de servicio y solo ellos saben por qué no se dignan a recogerte.

También me has hecho recordar eso de que a la mitad de la ruta deciden no continuar y te bajan, o el típico caso de cambiarte de combi porque ellos ya no van. El problema de esto último es que aprovechan para llevarse tu pasaje y luego el segundo cobrador quiere que le pagues otra vez y ahí se arma el lío, como siempre.

Aquí las cosas funcionan de manera ordenada normalmente, aunque a veces hay casos que me hacen recordar a mi Limita querida. Por ejemplo, hoy en la mañana una chica decidió echarse a lo largo de dos asientos simplemente porque no quiso compartir el asiento con otro pasajero, y así se quedó todo el viaje, incluso cuando el bus estaba repleto.